Desapareciendo.
Cada día se va un gramo de mi,
y me voy quedando en la esencia
la médula
el grano
tan querido y tan deseado.
Un resplandor dorado en mi mente
desde mi ventana
parece acariciarme la cara,
mas luego me encuentro otra vez en el frío:
profundo secreto
que guardan mis huesos.
Sé que yo misma
no estoy en mi.
Conozco lo patético de ese infierno,
pero mis alas de ángel
ya encadenadas
no pueden abrir la puerta.
Dejo de ser quien era, y tal vez
dejo la humanidad sin retorno
para ser aquella mariposa etérea
celeste
incorpórea
de alas tan lindas y rotas.
1 Comment:
Hermosísimo y melancólico. Gracias por escribir tan lindo. Un beso. Magda
Post a Comment