Te suelto, te arrojo en el vacío
como aire que libero
después de tiempo retenido
como ave fuera de su jaula
emigrando al infinito.
Te libero de la obsesión
que fue perpetuo presidio
y te absuelvo del melancólico vacío
Te perdono las ausencias
exiliando tu presencia
al más recóndito olvido.
Te regalo libertad
y con ella
se enaltece mi espíritu
Y regresando al principio
te observo libre
sublime
nunca más cautivo
Te mutilo de mi
y me desangro de memorias y recuerdos,
de parques, de lluvia
de inviernos
Y aunque el dolor, intacto
parece quemarme por dentro
es como si volviera a la vida
cuando, en medio de tu libertad,
te contemplo.